Voy a pensarte, destino. Voy a pensarte como nunca te pensé,
como si no estuvieras escrito en las estrellas,
Voy a ubicarte en esta sangre que me recorre.
Voy a pensarte como verdad de mis huesos.
Te quiero imaginar concreto y lejos de las ideas,
anclado en la luz que pueden atrapar estos ojos.
Destino no es un "qué" sino un "cuándo".
Una invocación correcta.
Una aceptación del acontecer
La Manifestación de un vínculo
Recuerdo de una verdad que se extiende desde el futuro,
y que viene a nuestro encuentro.
Eso es destino,
cuando convocamos lo concreto del amor.
Cuántos destinos
que me corresponden,
a los que les correspondo,
estarán existiendo ya,
viviendo,
como si nunca fuésemos a cruzarnos.
Foto: Marina Mangieri