Armarse de valor cuando todo lo bueno parece no haber sucedido
y los peores demonios hacen fila para dominarnos.
Lo malo de los malos momentos es que el dolor se come la teoría de la torre de mis libros
y parece no importar cuánto razonemos, porque todos nos miran con nuestros propios ojos (cerrados).
Enredarme en mis propios secretos, esos que se anudan en los sueños e ilusiones y en las esperanzas y en los miedos.
Anularme en reflexiones irreales... Entenderte que te extraño.
No. Armarse de valor.
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