jueves, 18 de abril de 2013

Hijos de Dios, del hombre, del mono. De la evolución o del milagro. 
Hijos de estrellas desconectadas, de las psiquis rotas.
Hay algo en esta búsqueda intensa que no tiene que ver con los demás, sino con uno mismo.

Todo se diluye, ¿y qué queda?
Un grito en medio de la oscuridad, un lamento determinante de voluntades que creímos que han sido fijadas y un dejo de vacío, altibajos de humores poco frecuentados por la cultura y sueños inflados de mentes revolutivas. 

Creimos saber todo lo que había por saber y nos hicimos viejos. 
Y sin embargo la confusión nos trajo la vida de nuevo.
¿Por qué creer que habíamos creído y ya no creemos?

Agitadores culturales que piden a gritos que la vida sea otra.
En medio del caos, ¿qué es lo que espero?
Tal vez entender contra qué estamos batallando, porque la batalla siempre fue la misma. 




 

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