Advertencia: Ver con música (http://www.youtube.com/watch?v=20YOwaOsntY) y en movimiento.
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Realismo Mágico… es lo que abunda en la ciudad
que vivo. Esta ciudad que me vio nacer en muchas formas, tantas veces, y
que me verá morir una y otra vez aplastada en sus calles… Y es cuando las
calles adquieren un vacío oscuro y absoluto que la nada se vuelve absoluta. La
nada de las calles… la nadidad de lo urbano… la realidad de mis pasos. Santa Fe
al 2800… por acá vivía él creo.
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Sante Fe al 2600: acabo de
dejar atrás un bar de otros tiempos. El perfume que marcó mis veintipico se
evapora en el aire húmedo de esta noche de museos y desfiles de amor.
Desde el fondo, el río me trae lluvia pantanosa, me sugiere padecimientos, me
sugiere romanticismos, me sugiere poemas y poetas y música de todos los mundos posibles.
Y este aire que anticipa la primavera…
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Santa Fe al 2500: No, basta de metafísica. Hoy
no tengo adonde dormir. Y aclaro esta noche que yo no sé qué es el amor (pero
sí sé de eras geológicas)… Que me quedé sin música para pensarte y que te dije
que todo, pero que tengo esta música, que es nueva. Que camino rápido, casi de la
misma manera en que pienso, pero me duelen los pies.
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Santa Fe al 2400: ¿La gente creerá que no tengo adónde dormir? Me ven pasar con un vestido y un perfume, no creo que se imaginen
qué cosa soy yo realmente, que aunque me visto de inviernos, y de primaveras y de veranos y
de otoños, dejé mi corazón en una playa. Y encima estoy pensando en el tiempo.
En cómo me sacudió un poco, en cómo rompió las maquetas que había armado, en
cómo se llevó los restos y en cómo me dejó parada frente a un espejo que
refleja mi vacío. Te extraño. Y encima me duelen los pies.
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Santa Fe al 2300: Tu ausencia empieza a
quedarme incómoda. La noche empieza a quedarme incómoda. El tiempo volvió:
ahora veo claramente cómo destruye todos los futuros que imagino y empiezo a
sospechar que sí existe un secreto: que no tengo que inventarme futuros. El futuro
no existe. Y la vida es incómoda. Es el secreto más feliz que alguna vez
descubrí.
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¿Y si llego a la parada y justo llega el
colectivo? Sería como encontrar un zapato que no sea ni 38 ni 39, largo y
angosto como mi pie. O como una oración sin erres. O como todas esas cosas que
hace la suerte para despistarnos y para disimular que, a fin de cuentas, tiene un
plan macabro para todos nosotros. Como una falsa alineación de hechos
fortuitos… y después el ZÁCATE… el sin sentido, la nada. No, dije no,
metafísica. Por dios, qué manera de pensar en tantas cosas en poco tiempo,
Santa Fe 2200 (y sí, me duelen los pies).
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Santa Fe al 2100: Hola...¿ese chico es lindo o
lo miro porque lo conozco de algún lado?
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Santa Fe al 2100 (pero de la vereda de
enfrente): Me asusté de alguien y crucé. No soy perseguida, no tengo miedo
fácilmente, pero soy hija de Armando, que me hizo creer que todos me quieren
matar… o al menos, eso entendí yo. ¿Y si me equivoco?... ¿Si justo llega el
colectivo cuando llego a la parada? Ojalá… Me duelen los pies. Caminé
demasiado.
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Santa Fe al 1800: Alguien me dijo el otro día
que la memoria está en el cuerpo… O que el cuerpo tiene memoria. No me acuerdo
quién fue. Y tampoco me acuerdo bien qué me dijo exactamente. O sea que podría
decir que me falla la mano, o un riñón, o una teta, o la nariz. Pero si la memoria está en el
cuerpo… Pero si la memoria es el alma, entonces el alma es el cuerpo y entonces
puedo decir que el dolor del alma es el dolor de cualquier parte del cuerpo y
que el cuerpo no tiene que ver con la periferia, sino con lo más íntimo.
¿En
qué noche de qué ciudad estarás ahora que me duelen los pies?
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Santa Fe al 1700: Yo no me siento parte de
ningún lado, como si fuera una especie de poesía que nació en la calle de un
pueblo de cualquier tiempo, en cualquier dirección, que se desplegó en una
dimensión y no en las demás y asesinó a
mis otras posibilidades, persiguiendo una casualidad que puede ser chispa, que
puede ser divina. Y nos hicieron creer que somos un soplo engendrado en
el aire vivo de un ser superior. Tal vez era así… y somos un pedo de Dios.
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Santa Fe al 1600: Cada vez pienso menos en ella…
Nunca va a cumplir más años que los que tenía. Se congeló con treinta, nada
más.
Es como si viera las cosas que
pasaron por tu cabeza en ese momento, Nati. Porque conozco cómo se mueve esos demonios. ¿Qué pasaría si no tuviera estas armas? Lo mismo. El barquero nos
espera a todos, al otro lado de ese río sucio...
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Santa Fe al 1500: Me duelen los pies. Porque sé
las cosas que sé y también las que ustedes me contaron, porque ella me dejó esperando
ese saludo, porque me hacés sentir que soy algo que merece ser mirado cuando tu
dedo termina en mi panza y se desliza y yo apenas te toco pero te miro y te
miro mucho y dejo que toques los botones de mi saco y yo no hago nada…
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1450: me duelen los pies porque no son sólo
palabras, yo no soy sólo palabras; me duelen los pies porque el amor es lo
nuevo y no tiene que ver con esfuerzo, sino con moverse en una
dirección hacia la que nos acostumbramos a no movernos.
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1400: me duelen los pies porque no conocía mi
propio veneno, porque si no somos amigos ante todo entonces no hay amor, porque
extraño los días romanos y las noches alemanas, porque soy tan musicable…
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1350: me duelen los pies porque soy frágil como
los cambios de estación, porque aunque pasee con la tana nunca seré turista en Buenos Aires, porque esos
labios no son los míos.
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1300: me duelen los pies porque Sol se queja de
su Venus en Acuario, porque soy crisis posibles de virtudes reales y el vacío
es posibilidad.
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1250: porque me encanta verte florecer y
existir cuando la noche se hace día, porque estas contingencias son sagradas,
porque no sé si soy una tragedia o soy un milagro.
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1200: me duelen los pies porque las reflexiones treinteañeras no
aseguran que nada va a estar bien, porque nos plagamos de amor ante el espanto
y de espanto ante el amor y nadie eligió estos “mientras tanto”. Y porque todos
los caminos te conducen a vos y porque fuimos embarcados en la misión más
difícil de la historia: ser felices.
Me duelen los pies y parece que va a
llover, pero sólo es música.
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Santa Fe al 1100: Seamos como nos gustamos. Que
mi sonrisa no sea tu lágrima. Invadime esta primavera, que yo te espero sin
esperar nada.
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Es Santa Fe al 1000… Me pasé de la parada.