viernes, 31 de julio de 2015

Bowie para el eclipse

En la magia de crear, habitan todos los demonios.
Los que te hacen brillar.
Los que te llenan de oscuridad.

Hay que escuchar a estos últimos. No juzgarlos.
Ellos son los que te van a mostrar la belleza.

¡Qué misterioso es crear belleza!
¡Qué difícil es compartirla!
Qué gran acto de amor es entregar esa creación a alguien.

Si no estoy creando, estoy enloqueciendo...




martes, 21 de julio de 2015

Perro blanco entonado:

Tu fragilidad tiene el inmenso poder
que sólo puede dar la constante cercanía a la muerte.

Cuánto te diste por amor. 
Para transformar a tu especie, para traicionar a los cielos.

Tener el poder del sinfín te dejó parado. Sin límites.
Entonado para todo. Entonando sin sonido.

Para amar la belleza, parir la verdad y morir joven.
Aunque nadie encendió un sentido a tu cara.

De solitario sin rumbo. Errante de consuelo.
Huérfano de humanidad.




viernes, 17 de julio de 2015

Un artista

Vive todas las vidas posibles. Incluso aquellas que nunca conocerá.                                                          






(Foto: Jerónimo Cerimedo).




viernes, 10 de julio de 2015

Hybris

Como en otras tantas vueltas a casa,
apenas yo sé cuánto escondo atrás de mis pasos apurados.
Aunque veo las caras en una rutina instintiva,
la luna tiene sangre y el frío se mete en mis huesos.

(Si sólo me lo pudiera sacar de encima).

Mientras el cielo se pone en otoño, me sorprende ese sentimiento que me compone,
me desconecta de tus palabras y me llama desde mis células más íntimas.
Converso con partículas que no existen
y que me abrazan, en una muerte súbita, privada.

(Y yo me estrecho de silencio que es soledad y desprotección).

Me veo cada vez más pequeña.
Achicada sobre mí misma, acurrucada contra la pared.
Y se reproducen en mi piel a montones
las cosas que entonces me hicieron.

 (Esas que manchan como se manchan las calles de Monserrat).

Algo que se extiende en mi frescura como si yo no fuera nueva.
Y vuelvo a sentirme una y otra vez tan querida... y despreciada, tan linda y tan fea. Manchada.
Se hace más y más claro y doloroso
entender que estas penas tienen nombres y apellidos. Tienen manos.

(Y que yo tengo que volver a estos huesos para moverme, e irme lejos de ahí ).











lunes, 6 de julio de 2015

Grito "vacío"

Cualquiera puede amarse a sí mismo cuando todo está en orden, el clima está templado y el pelo, ordenado, sin humedad.
Pero, ¡qué jodido y valioso, existente, es tener los puños duros como para amarnos en el caos, ser nuestro verdadero cuerpo en medio de la nada, y regar las flores cuando, en verdad, sólo queremos morir...!




jueves, 2 de julio de 2015

5 º G

"Sigo siendo la misma persona", le decís. Te movés por la habitación, como quien conoce cada rincón, cada obstáculo en ese desorden.
El atardecer apenas entra por las persianas cerradas que atrapan tus olores, esos que recién ahora ella empieza a recordar con fuerza, como si habitaran en su cuerpo y despertaran ante el estímulo indicado. Como si  respondiera a ellos con una sensación física inevitable.


A ella le cuesta creer que estés amando a otra. En serio. O que ya te estén amando.
Pero la verdad golpea. No como una piedra, sino como una pared. Es el golpe al intentar atravesar esa pared, al hacer de cuenta que no está ahí.


"Sigo siendo el mismo",  decís de nuevo. Insistís. No creas que tu voz no le es familiar. Tampoco voy a mentirte, ella cree que tu voz es una de esas voces que hacen que uno se detenga y quiera conocer la fuente de aquella cuerda contenida.
Supongo que querés que ella se sienta como antes, que te cuente las cosas dentro de la misma burbuja de intimidad que tuvieron.
Terminás el segundo cigarrillo enseguida, porque no estás fumando más, pero ella te pone nervioso.


Ella casi no entra a la casa. No tiene ganas de adentrarse en algunas cosas.
No creas que ella no lo entiende, ni que no te recuerda en abrazos.


Te estirás para tocarle la mano, porque ella está lejos del centro de aquel cuarto, casi bordea la puerta; porque querés despertar el pasado en ella. Y que ella se relaje y entienda que vos no cambiaste, sos ese que amó.
Quizás no entendés algo, ella no está nerviosa. Y no tiene ganas de entrar en tu casa.


"Lo siento", contesta ella, "es que yo no soy la misma".