viernes, 6 de abril de 2012


No sé porqué, pero a veces nos elegimos y elegimos.
Me encontraste de nuevo, pero seamos sinceros:
 nunca me habías perdido.

Flotaba en el viento de un día como el de hoy,
y, finalmente, me miraste.
Yo, que reniego de los mundos que tuve que dejar caer,
porque se fueron las personas que crearon esos mundos.

Si te declaro la paz,
es para que me dejes salir de esta playa.
No miremos ese mar ni busquemos el sueño que se perdió,
pero que no sabemos cuál es.

No miremos el cielo buscando caer en ese blanco negro. No.
Suspendeme en tus colores,
la vida es nueva.
No extrañes el dolor.

Volveremos un día a la playa,
a mirar los barcos que se alejan,
el sol que se pone en ese reflejo sobre el mar, que lo hace misterio,
tan grande... tanto como el tuyo y el mío.

Te limpio y asumo el alma que es puro corazón,
para que tengas esa vida dispersa.
Te prometo que llegaremos adónde no conocés.
No extrañarás más esa fuente desconocida.



Es como si viera las cosas que pasaron por tu cabeza,
porque conozco cómo se mueven los demonios.
Y ¿qué pasaría si no tuviera estas armas?
Lo mismo.

                                       B.










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