miércoles, 7 de diciembre de 2016

Enojo II

Todo lo mío se consume con fuerza.
Yo lo miro desde una distancia prudente.
No sé marcar terreno,
no importa lo que yo quiera creer de mí,
no importa lo que vos quieras creer de mí:

Todo lo mío se consume,
se achicharra, 
como el papel que entra en contacto con el fuego
y se convierte en ceniza.
Hasta desaparecer.

Todo lo tuyo, sin embargo, se conserva.
Tu día a día se conserva intacto.
Tus plantas sobreviven, las mías se comen unas a otras.
Mi computadora estalla, la tuya guarda recuerdos y prolijidad.
Yo soy la reserva, vos el plan primero.
Y todo lo mío se consume.

Aunque voy a atravesar esa distancia.
Voy a cuidar mis plantas y a enseñarles que el derramamiento excesivo de sangre no es necesario.
Voy a abrazar mi computadora y a darle descanso final.
Voy a ser ceniza en un mundo de sólidos. 
Y a deshacerme sobre tu solidez un poquito...

¡Cómo voy a disfrutar cuando todo lo tuyo se consuma!





martes, 6 de diciembre de 2016

De Marte. Enojo I

¿Cómo voy a vivir toda la vida con este miedo esencial?

Yo no le temo a los ojos machos o a los ojos hembras,
yo le temo a toda la especie.
Yo le temo a los bichos que se te meten en la oreja.
Y le temo a los bultos en el cuerpo.
Yo le temo a los dolores de cabeza,
y le temo al insomnio y al dominio y a la conquista.
Le temo a la mala conexión a Internet cuando me corta la música.
Yo le temo enormemente a la mirada que cosifica y a la cosificación disfrazada de mirada.
Yo le temo a mis humores. Y a los humores ajenos.

Me pregunto si voy a vivir toda la vida con este miedo esencial.


martes, 15 de noviembre de 2016

No tengo identidad

Ayer trataron de identificarme.
Como si fuera un cadáver
o una especie abstracta
o un objeto volador.

Envidia sentí de quienes ostentaban identidad.
Yo pasé de etérea a carnosa.
Él me señaló tratando de entender,
tratando de entenderme como línea de libro.

Al final, hoy no voy a beberte.

Y creo que te amé porque no destruías pequeñas vidas,…
porque creías que impedir un pequeño dolor era impedir el dolor en grande,
anular la acción de doler, desde la mosca hasta el elefante.
El fin de una fuerza oscura que se le escapó al Hacedor.

Parece que todos somos dioses,
no sabemos medirnos
ni identificarnos.
Únicos.
Como infinitos.

Y yo… yo te amo porque tengo fuego en la panza.
Porque regabas las plantas no sin antes avisar a las arañas
que debían huir,
aquellas que habían hecho universos en las pequeñas macetas.




Imagen: Edna Romero

lunes, 14 de noviembre de 2016

Pigmalión, rey de Cipre

Pigmalión se arrastra por el piso. La sangre forma una línea que se extiende desde el lugar del que partieron sus penas.

Enamorado de la musa apolínea, de la hembra de carácter de fuego y dulzura de agua, se debate entre dos destinos: la muerte rápida y la muerte lenta.

Montó una mujer perfecta con sus manos. Los pechos tenían el tamaño que siempre buscó. El contorno de cintura fue el que siempre quiso apretar. Las piernas, de un largo para rodearlo en un círculo estrechamente consumado.
Pasó la lengua por los labios de la estatua y marcó la línea de lo que sería la carne blanda de una boca.

Deseó que una lengua respondiera. Todos los días deseó esa lengua.
De esa mujer, “sin vagina…”, (advirtió).

Rearmó su proyecto con un cincel. Marcó la forma entre las piernas. Una prostituta lo ayudó en el modelo y permitió que tallara los mismos pliegues que tenía su vagina real.

Esa noche, Pigmalión ofreció un sacrificio humano. Pasó la lengua por los labios de mármol (luego de bañar la estatua con la sangre de la prostituta).

Esta vez, la lengua respondió el llamado.
No sabe si primero sintió la humedad de la saliva o el aliento vital.
Unas manos frías tomaron las suyas y las llevaron alrededor de la cintura de mármol que se contorneaba.

Ella lo recostó suavemente en el piso.
La sangre fue directo a su miembro.
La estatua abrió las piernas con fuerza,mientras su temperatura aumentaba desmedidamente.

La rajadura creció hasta convertirse en agujero, para que él pudiera penetrarla.
El mármol de dureza incómoda cedió hasta volverse seda.

Acarició los muslos, suaves ahora,
Ella comenzó a gritar…Él sintió una incomodidad profundad.

La piel de la estatua se puso rugosa.
Las manos blancas de él resaltaban ante la piel de ella, verde.
Sintió un dolor en el pene, ¿estaba moviéndose entre escamas?

Mientras la estatua se retorcía de placer, algo asomaba de la cabeza tallada en piedra.
De su abertura brotó una sustancia verde.
Y esa verdocidad se mezcló con su sangre.

En el momento en que ella tuvo un orgasmo, las serpientes vivas asomaron tímidamente desde su cabeza.

Pigmalión , llorando, goteando sangre, se arrastró lejos.
Él amaba a las musas apolíneas, a las vírgenes de mármol blanco.
Pero terminó llevando al orgasmo a la más vengativa de las hembras.




Imagen: Enzzo Barrena

viernes, 11 de noviembre de 2016

Infinitos

Perdida, como la bala que dio en el inocente.
Como ayer, cuando no podía señalarme en un reflejo,
cuando la sombra se hizo esencia y no accidente.
Piso la balanza con la fuerza de mi materia grave.
(Fijo un rumbo para encaminarme,… tal vez para encaminarte).
Viví tanto tiempo sin vos,
Que sé habitar la ausencia. Y puedo ser mujer e ideal.
Que no reclama primavera,
Que se ríe de la lluvia
(porque caminé… sin miedo de lo terrible y aterrorizada de lo bello).
Cuando chocamos, no hubo accidente,
No hubo destino.
Mi mirada dio en la tuya.
Como bala.
(Perdida).
 

Fotografía: Jürgen Bürgin                                                                                                                       

jueves, 10 de noviembre de 2016

Plutón en las entrañas

Voy a caminar...
A guardarme algunas penas
y a escupirte mis victorias.
Estoy tan sucia como vos.
Voy a caminar.
A caminar sola durante la noche.
O a cruzarme con un policía.
O con otro loco que salió bajo esta lluvia.
La humedad ya conquistó mis medias,
pero vencí dragones más furiosos.
No sé a ustedes,
a mí me persigue la muerte.
(Pero yo) Voy a caminar
este impulso sincero,
este deseo eléctrico que nació detrás de mis ojos
Y murió en el dedo del pie.
Voy a caminar
rápido y firme…
(Porque yo) podría caminarte toda la noche,
luz tenue y mojada de esta ciudad.
Voy a guardar esta fuerza, lo prometo,
del dolor de tus vientos sureños,…
del olor putrefacto de pantano encubierto.
Te anduve fiel durante décadas,
así que dame adiós, dame adiós en tu nostálgico cielo gris.
Y dame un beso, con tu mueca triste de ciudad de bien para otros.
Y caminemos juntos estos últimos momentos.
Juntos, yo y vos, el peor de todos los que amé.


 Pintura: James Guppy, 2010                                                                                                                      


martes, 13 de septiembre de 2016

Minicuento clásico

Mientras caminaba tranquilamente por el bosque, el Lobo la vio.
Caperucita le dijo: “Deberías tener cuidado conmigo, Lobo, yo sueño que como carne”.





(Pintura: DeAngel, 1966).

domingo, 3 de abril de 2016

Destino

Voy a pensarte, destino. Voy a pensarte como nunca te pensé,
como si no estuvieras escrito en las estrellas,

Voy a ubicarte en esta sangre que me recorre.
Voy a pensarte como verdad de mis huesos.

Te quiero imaginar concreto y lejos de las ideas,
anclado en la luz que pueden atrapar estos ojos.

Destino no es un "qué" sino un "cuándo".
Una invocación correcta.
Una aceptación del acontecer
La Manifestación de un vínculo
Recuerdo de una verdad que se extiende desde el futuro,
y que viene a nuestro encuentro.

Eso es destino,
cuando convocamos lo concreto del amor.

Cuántos destinos 
que me corresponden, 
a los que les correspondo,
estarán existiendo ya,
viviendo, 
como si nunca fuésemos a cruzarnos.


Foto: Marina Mangieri                                                                                                                         

Deseo

Poder habitarme
en un grito vasto de naturaleza.
Y poder decir que toqué lo que soy
cuando me vea llorar.

Y que todas las sensaciones,
que atesoro y recibo y devuelvo
me devuelvan, me reciban, me atesoren
hogar.

Camino tristeza porque así sé adónde ir.
Como un círculo abrazado seré vuelta en el mundo.
Exploración pacífica de cada estado.
Felicidad, cuando se me pueda atribuir esa sonrisa.


Yo deseo.


Fotografía: Florencia Jaworowski