Rugen de amor rojo a la manía roja
de reproducir el espíritu de una era.
Yo entro en el juego con la inocencia de una paloma,
sin detenerme a pensar en la peligrosidad del camino.
¡Cómo me abduce la música
y me eleva sobre los límites de la materia!
Yo controlo mi forma, mi estructura,
yo me transformo en el silencio del sonido.
Pero ruge también la platea, de ira.
Los dioses antiguos, vestidos de gala,
no pueden esconder sus dientes de oro,
el placer con el que arden en la sangre.
Nos enfrentan unos a otros,
buscando encontrar un sentido a su destino trágico.
Cuando me lleven a combate final,
voy a rugir como el escenario.
No podrán decir que Lorena M. le teme a la letra que no le sale.
No podrán decir que mataron a Lorena M.,
sino que lo que conocían como Lorena M. ha terminado.
La libertad va a rugir
en cualquier forma.
Fotografía: Ale Mago
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