viernes, 8 de septiembre de 2017

Transmisiones espaciales

Sin música,
la pérdida de tiempo no es más que pérdida.
El tiempo es meramente tiempo.
Sin música,
la soledad de la existencia aturde,
el silencio del espacio grita...

¡Subime el volumen, nene espacial!
Saboreame con tus seis ojos,
llevame en tu nave a 4000 kilómetros por segundo
a miles de años de la luz de la cama de Avellaneda
-Buenos Aires, Argentina, América, Planeta Tierra,
Sistema Solar, Vía Láctea, Grupo Local-
desde la que siempre te soñé.
Bailemos entre lunas y estrellas,
entre basura espacial y atómica,
entre rayos cósmicos y ultravioletas,
mientras yo te como la oreja acompañante,
mientras yo me escabullo entre tus piernas.

Lo que hay entre lo amorfo de esta melodía
y la rigidez de (tu) letra
es lo único que importa: un ritual.
Todo lo demás es solamente eso:
todo lo demás.



Fotografía: Apocalipsis Fotografía.                                                                                                

Texto de la serie "La muerte puede bailar".

No hay comentarios:

Publicar un comentario