Y que me sentía envidiosa de la felicidad de los que sí estaban junto a vos.
Que te buscaba en todos lados cuando caminaba,
y se me disgregaba el corazón buscándote en las calles...
Sí, estoy cansada.
Que quiero gritar en este colectivo y bajarme
(y revolear los anteojos del señor de pelo blanco que me mira)
que yo quiero cosas nuevas
y que ya extraño a alguien que no conozco.
Pero también debería decirte que no le corté los flecos a mis botas.
Sólo porque a vos te gustaban.
Y hasta me pongo un pantalón que me aprieta mucho la panza,
porque te gustaba mi cola en él.
A mí me gustabas vos en mí.
Y frotar mi cara contra la tuya cuando me despertaba.
Me doy cuenta de cuánto no te dije...:
que sos de los abrazos que no podía dejar de dar
porque era ridículo no hacerlo.
Y si no te soltaba supongo que era por esa química avanzada que pretende explicarnos.
Que sé que te quise, porque ya no te quiero.
Y que quiero a otros. De Sarandí a Molfetta. Y de Molfetta a Istanbul.
Porque el tiempo era ahora, y todas las cosas te están pasando sin mí.
Y lo que es más importante, todas las cosas me están pasando sin vos.
Te estás perdiendo mi vida,
y no era algo más que eso lo que yo quería compartir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario