Y su tumba está llena de flores.
Hace mito sobre noches vacías.
Carga su cruz con la nada.-nada pesa más-.
Se destierra del origen.
La vela se desintegra.
Alguna mujer abre las piernas y le revela el vacío.
Los dedos entintados apuran la oscuridad.
Despierta a los viejos dioses.
Aunque sólo recuerda arcaicos rituales en sueños,
deja sobre la silla la ropa que ninguno de ellos necesita.
Él, poeta, reniega de sus palabras.
Odia sus sensaciones.
Come el humo de esos labios femeninos.
Manotea la botella.
Arremete con su sexo el cuerpo de la mujer.
Mira hacia adelante mientras se mueve dentro de ella.
Vislumbra una reverencia en una sala vacía.
La soledad de haber caído en otro tiempo.
Ama.
Olvida.
Se retira.
(Nosotros ya estuvimos ahí.
Nos mira directo a los ojos.
Nos confía un secreto.
El tiempo se mueve en ambas direcciones).
El poeta no "debe" ser una puerta.
El poeta es una puerta.
Y su tumba está llena de flores.
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