martes, 12 de septiembre de 2017

"Transmisiones espaciales II" (Poema en tres actos -simultáneos-).


Madrugada sangrienta en el edificio.
Madruga de luna grande,
de noche chica.
Madrugada inquieta,
susurros, vicios.
Nadie duerme a estas horas.
Ni la del tercero,
que camina en el techo de la del segundo.
Ni la del segundo,
que le golpea el piso a la del tercero.
En el primero, se conversa sobre la vida y la muerte.
El ascensor gruñe por los pasillos.
Las 5 AM nos encuentra a todos:
una jauría desvelada,
la desintonía entre lo natural y lo urbano
se manifiesta sin un síntoma preciso.
Una señal,
que viaja millones de años luz,
baja sobre aquel edificio.
Este desvelo colectivo -se dice-
es una oportunidad para atrapar secretos.
Este edificio -en el que nadie duerme-
no podrá callarse más.
Si tienen suerte,
la mañana será una mañana única,
en la que todos nos preguntaremos
por qué no podíamos dormir.
* * * * *
A cinco cuadras, a las 5 AM
un colectivo de la línea 10,
bajo la lluvia tibia,
recibe la señal intermitente
que viaja millones de años luz.
Las palabras se disparan en la mente del chofer:
"El beso es la forma más intensa de vínculo/
El chasquido de dedos es la forma más intensa de vínculo/
El cambio es la forma más intensa de vínculo/
El espacio es la forma más intensa de vínculo/
El beso vincula, el beso chasquea, el beso cambia (Sí)/
El espacio es un beso, eterno".
El chofer pierde el control,
arremete uno a uno contra los autos estacionados,
arremete sin freno,
los vuelve un acordeón,
los devuelve a la vereda.
La mañana será una mañana única,
en la que todos nos preguntaremos
por qué un colectivo de la línea 10 se dio a la fuga.
* * * * *
A cinco metros de ahí, a las 5 AM,
un poeta recita sus versos.
Intercepta la señal que viaja millones de años luz.
En mi parte favorita,
casualmente, el dolor de una historia
asoma en la exacta construcción de sus palabras.
Esas que le manchan la camisa.
Cada botón..., batalla perdida
ante el miedo, la ansiedad, el insomnio, la pérdida.
Y se me ilumina la cara
en la lluvia de esos ojos.
Un estruendo nos expulsa a la calle
-poeta incluido-:
ha habido un accidente.
¿Y quién sabe cuántas cosas más
en esta madrugada salvaje?
La mañana será una mañana única,
en la que todos nos preguntaremos
por qué el amor se parece a un cuarto de tortura.
Y si tenemos suerte,
ya no nos preguntaremos más nada:
las respuestas llegan, aunque tarden millones de años luz
y ocasionen un efecto en cadena.




Fotografía Apocalipsis Fotografía
Texto de la serie "La muerte puede bailar".

lunes, 11 de septiembre de 2017

Coliseo Romano

Rugen los sonidos viejos de escenarios.
Rugen de amor a la manía roja
de reproducir el espíritu de una era.
Yo entro en el juego con la inocencia de una paloma,
sin detenerme a pensar en la peligrosidad del camino.
¡Cómo me abduce la música
y me eleva sobre los límites de la materia!
Yo controlo mi estructura, mi forma,
yo me transformo en el silencio del sonido.
Pero ruge también la platea, de ira.
Los dioses antiguos, vestidos de gala,
no pueden esconder sus dientes de oro,
no pueden ocultar el placer con el que arden en la sangre.
Nos enfrentan unos a otros,
buscando un sentido a su destino trágico.
Cuando me lleven a combate final,
voy a rugir como el escenario.
No podrán decir : " Lorena le teme a la letra que no le sale".
No podrán decir: "Matamos a Lorena",
sino: "Lo que conocíamos como Lorena ha terminado".
La libertad va a rugir
en cualquier forma.



Texto modificado, original subido el 23/04/2017. De la serie "La muerte puede bailar".
Fotografía: Ale Mago

viernes, 8 de septiembre de 2017

Transmisiones espaciales

Sin música,
la pérdida de tiempo no es más que pérdida.
El tiempo es meramente tiempo.
Sin música,
la soledad de la existencia aturde,
el silencio del espacio grita...

¡Subime el volumen, nene espacial!
Saboreame con tus seis ojos,
llevame en tu nave a 4000 kilómetros por segundo
a miles de años de la luz de la cama de Avellaneda
-Buenos Aires, Argentina, América, Planeta Tierra,
Sistema Solar, Vía Láctea, Grupo Local-
desde la que siempre te soñé.
Bailemos entre lunas y estrellas,
entre basura espacial y atómica,
entre rayos cósmicos y ultravioletas,
mientras yo te como la oreja acompañante,
mientras yo me escabullo entre tus piernas.

Lo que hay entre lo amorfo de esta melodía
y la rigidez de (tu) letra
es lo único que importa: un ritual.
Todo lo demás es solamente eso:
todo lo demás.



Fotografía: Apocalipsis Fotografía.                                                                                                

Texto de la serie "La muerte puede bailar".

jueves, 7 de septiembre de 2017

Cisne Negro

Solemne, esquivo los baches.
Pero por esquivarte
termino hundiéndome
en la zanja hasta el cuello.

Un señor, amable,
se inclina caballeroso:
"Nena, date un baño en otras aguas".

Abro los ojos,
cubierta de lodo sucio y salpicada.
Lo que no es pupila
encandila su boina plateada:
"Estoy tan sucia como vos.
Tuve una vida futura".

Ágil, salgo de la zanja.
Me salen espinas de los brazos.
La piel se estría, como azulejo reventado.

Pies enormes y podridos,
bailo por la avenida,
como un animal poseído.

La gente me mira horrorizada.
Uno a uno
comienzo a pincharlos con mis espinas.

Otros, dentro de un bar,
me señalan y gritan
-me entristece que me teman-.

Yo entro y les ofrezco este baile descarnado.
Ellos lloran.

Voy a bailar alrededor de la mesa
hasta que todos pierdan los ojos.



Fotografía: Apocalipsis Fotografía.                                                                                                  

Texto de la serie "La muerte puede bailar".                                                                                      
                                                                                            

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Desencanto

Volvé a sangrar.
No te resistas.
Dale derecho, sin dispersarte,
en caída libre hacia el dolor.

Como la nave Galileo que se sumergió a 48 km por segundo en el gigante Júpiter.
Y se fundió en su atmósfera ardiente para darnos unos segundos de gloria.

No te adueñes de nada,
y menos de la gloria.
Que tu curiosidad sea más grande
que la necesidad de adueñarte de todo lo que es Otro.

Tu origen está hecho del mismo barro que se tragó al caballo de la "Historia sin fin"...
Nacemos desencantados,
con la frágil manía de sentirnos redimidos,
de volvernos animales benditos.

Pero ese cielo está desencantado.
Las estrellas se desencantaron cuando ardieron por primera vez.
Las canciones están desencantadas.
El Amor... es desencanto constante.
Coger sin amor, todavía más.
La mujer está desencantada.
Las flores coloridas, puro desencanto.
Tu Muerte me desencantó con intensidad.
Las obras de arte de todos los tiempos nos siguen hablando porque el desencanto nunca termina.
La Culpa ama al desencanto.
Dormir mucho es por desencanto, el insomnio, también.
Seguir las señales es la actividad favorita del alma desencantada.
El Miedo desencanta de a poquito.
El cine Gore es desencanto visceral.
Tu estómago es el ejemplo más palpable del desencanto.
Los audios de seis minutos, un desencanto inefable.
Los paladines de la verdad budista me desencantan hasta los ovarios.
Lo mismo que los que me preguntan qué estuve haciendo hasta ahora.
Cuando vi mi perfil por primera vez en un espejo me desencanté.
La matemática es el desencanto que explica la física de un universo desencantado.
La política es religión desencantada.
Sentir que uno no alcanza al mundo es la práctica de esa religión…
Que los colectiveros te traten mal, que la gente te trate mal, tratar mal a la gente... me desencanta.

El simio se paró, desencantado.
Su primera palabra fue para tratar de encantar su violencia, antes de enfrentarla.
Las palabras agridulces de mi madre literaria, Vonnegut, me advirtieron sobre el desencanto:
"Supongo que hay alguien allí arriba a quien le gusto".

Los astrónomos antiguos llamaron Venus al planeta que brilla cada mañana y cada atardecer en el cielo.
Nunca se imaginaron que esa belleza residía en que las nubes tóxicas reflejan la luz del sol.
La diosa de la belleza resultó ser una diosa iracunda, incapaz de sostener la vida.
Y ese desencanto, quizás nos salvó.

Uno viaja por desencanto,
uno renace por desencanto.
Uno mira con desencanto que en la maceta no crece la flor que plantó, sino aquella de la que no se sabía nada.
Uno se pregunta por qué por desencanto.
Dos galaxias se enredan en una danza de la muerte por desencanto.
Uno baila la danza del fuego por desencanto.
Uno cierra un poema, como cierra su corazón, como cierra la ventana antes de irse a dormir.

Existir es desencanto del átomo primero,
casa XIII.
La cicatriz que me atraviesa la ceja.
Punto errante, nunca infinito,
sonido ciego, sabor amargo,
única nota que desentona en la función: Mi. 

Lo único encantado son las ideas.
Lo único encantado son los dioses.
Lo que se mueve es desencanto.
Lo que sangra es desencanto.
Lo que fluye es desencanto.
Lo que se va es desencanto.
Lo que es libre es desencanto.
Lo que duele es desencanto. 

No busques ni te ofrezca como emisarios de dolor,
porque el dolor es lo único que nos pertenece,
lo único que hace libre.



 Fotografía: Apocalipsis fotografía.                                                                                                  
Texto modificado, original subido el 20/01/17. De la serie "La muerte puede bailar".