jueves, 31 de diciembre de 2015

La liebre iluminada

La liebre iluminada no sabe si tiene miedo.
La verdad es que nunca supo sentir el miedo.
Nunca llenó el espacio de su propia existencia,
como si calzara un zapato al que le deja un vacío.

La liebre iluminada no sospecha nada aún,
no tiene idea qué tan poco se conoce ni cuáles son sus posibilidades.
Transita de noche un camino, cree en una vida en línea recta,
No se pregunta qué pasa alrededor.

Cada vez que cruza la calle (repitiendo un ritual, repitiéndose ella misma),
un farol la encandila, la vuelve lo que es.
Ella se paraliza y no sabe qué siente, pero algo siente.
Después lo olvida y regresa por donde llegó.

El problema de la liebre iluminada comienza cuando cree escuchar una voz
"Lo hiciste bien. Basta".
El problema comienza cuando lo que cree que siente se aloja en su cuerpo,
se hace presencia.

Cuando vuelve a cruzar la calle,
la liebre iluminada no puede evitar sentirlo.
Sí, Es el miedo.
Y decide moverse por primera vez.

Abandonará su alienación,
ya no será liebre iluminada,
liebre de soledad absoluta.
Se moverá.

Para alejarse.
O para ir al encuentro de aquello que la había encandilado.



domingo, 27 de diciembre de 2015

La víctima y el reptil

Todos somos capaces de recibir daños. Y de generarlos.
Quizás tenía que entender la raíz enroscada que me ata a las ideas malas.
Si puedo aparecer como luz en medio de la oscuridad -o si pude hacerlo- será o fue por cuestión de tiempos. Y por saber que atrás de un arco iris habita un dragón. El que ahora me mira.
Él cuida esas ideas oscuras. De mí y de sí mismo. "Tánatos", le dicen y su pelea no está en el alma, sino, en la sangre.

El dragón me mira amenazante y me dice: "Abrazo la curiosidad de los insaciables, porque no puedo abarcar el universo". Se sienta a esperar a que haga las preguntas que quiero hacerle. Yo espero las respuestas, pero también el ataque.


viernes, 11 de diciembre de 2015

¿Es necesario saber vivir entre hombres?

...Alguien me advirtió de lo malevo de la sangre. Y hasta usó esa palabra.
"No tengo miedo", le dije. Y seguí el camino de las pisadas rojas. No eran pies humanos.
Ese fue el día que lo conocí.

¡Cuántos que son los recovecos misteriosos del hombre!
Esos recovecos son los que me llevaron a perderme en la oscuridad de aquella parte abandonada del teatro. Alejarse de todos es saber que cualquier contacto hace mal. Incluso una caricia.
Sin pensar, terminé en ese espacio en el que se montaron tantas ficciones, espacio cubierto de una energía errante y densa que aún se niega a desaparecer. La alfombra marca pisadas de pies que ya no existen. Recovecos oscuros del hombre.
Una luz breve se filtra, se manifiestan sus partículas, y proyecta los defectos de la madera vieja que cruje desde mis pisadas.
Una ventana mira hacia cualquier lado, al interior de edificios que crecieron alocadamente.
Y otros crujidos hacen gruñir ese piso solitario.¡Hay alguien más aquí!
"¿Cómo llegaste hasta mi secreto?".






Foto: Daniel Katz                                                                                                                               






martes, 8 de diciembre de 2015

Un artista

Ser convocado para provocar a los pensadores.
El mundo necesita como nunca a los artistas.
Porque el mundo necesita, finalmente, que los pensadores salgan de sus cuevas.


Foto: Maximiliano Orellana                                                                                                                     

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Te enamoraste del asesino

Tenía tanta curiosidad de mundo que era capaz de bajar al infierno, sin pensarlo dos veces, para poder verlo todo.
Vi huellas de sangre mientras apuraba mi paso en Constitución. Podría haber tomado otro camino, pero nunca cambié mi rumbo... Coincidía con las pisadas.
Alguien me advirtió de lo malevo de la sangre. Fue extraño que usara esa palabra.
"No tengo miedo", le dije. Y seguí el camino de las pisadas rojas. No eran pies humanos.
Ese fue el día que lo conocí.



Foto: Daniel Katz                                                                                                                                  

viernes, 20 de noviembre de 2015

Acontecimiento. Cuento corto.

- ¿Qué hacés acá?- Movió los ojos en diferentes direcciones hasta que los fijó en aquellas manos frías y cubiertas de barro-.Yo te maté.



Foto: Daniel Katz                                                                                                                            



martes, 17 de noviembre de 2015

¿Quién duerme mi sueño?

Una frecuencia de insomnio
es uno de mis fantasmas recurrentes.
La soledad más árida
de inspiraciones que se frustraron.

Coincido con noches de tormenta
en la que se ponen de manifiesto
-sin que yo pueda atraparlas-
algunas aspiraciones que ya había abandonado.

Lo único que alumbra esta oscuridad,
la que no llega a tornarse descanso y olvido,
es el rayo que cae en algún rincón de la ciudad
y pone de manifiesto que no hay descanso en estos ojos.

No encuentro una calma.
Desconozco cómo vivir la realidad insomne.
El lugar más privado de mis soledades.
Un diálogo cíclico, inservible.

El cigarrillo se apaga.
Mi conciencia, no.
¿Qué me quiere decir este fantasma?
¿Quién está durmiendo mi sueño?

Es el vacío más exacto de mi soledad.
Soy yo, desnuda e insomne,
el rayo que alumbra el más árido de mis desiertos.
Caos.

Voy a ser inversa: voy a intentar no dormir.


17/11/2015 - 4:05 AM                                                                                                                           



miércoles, 11 de noviembre de 2015

Un artista

Es un diálogo constante entre Verdad y Ego.
Un movimiento continuo de Acción y Reacción.

Su obra de arte será una quietud instantánea y activa,
la anulación momentánea de todo aquello que no sea Verdad.




                                               



Foto: Darío Rusciano







viernes, 6 de noviembre de 2015

Desde una piedra hasta Solaris

Creo que es posible olvidarnos de nosotros mismos... Desconocernos.
Dar lugar al dolor es dejar que un líquido oscuro penetre en nuestro sistema emotivo y nos desintegre. Una pequeña acción, el choque con otro ser... puede tocar una fibra tan profunda como para arrojarnos bien lejos del camino que creíamos seguro.

Pero también es posible recordarnos: mirando el río, por ejemplo, percibiendo, por primera vez en años -que fueron siglos-, una calma. Como si cada detalle estuviese en su lugar y esa oscuridad reveladora ya formara parte de una melancolía.

Hacer contacto con nosotros después de esa disolución es uno de los sentimientos que más voy a extrañar cuando ya no esté viva. Pero ahora tengo esto, y ni siquiera me pertenece.

Ni siquiera voy a poder decir cuándo sucedió, pero todo lo que quise y no pudo ser no es nada comparado con todo lo que va a pasar y que está fuera de mi control... Lo desconocido deja de dar miedo y se convierte en una aventura. Y los mundos que se disolvieron quizás no se aniquilaron, quizás son cargas energéticas transformadas y transformadoras...

Un grito de amor en medio del silencio, la magia del instante, el regalo preciado del Universo, que tampoco sabe hacia dónde va, pero eso nunca fue lo importante.
Todos nos fuimos de control y somos un juego de pérdidas y encuentros, melancolías por nostalgias. Y la bendita y mediocre fuerza de amor. Desde una piedra hasta Solaris.




Adaptación del texto para "Incómoda en mi cuerpo", proyecto de Stefania Sgherza.             
Foto: Jorge García (¡Gracias!)                                                                                            



jueves, 5 de noviembre de 2015

Las flores y el poeta

El poeta no "debe" ser una puerta.
Y su tumba está llena de flores.
Hace mito sobre noches vacías.
Carga su cruz con la nada.
-nada pesa más-.
Se destierra del origen.
La vela se desintegra.
Alguna mujer abre las piernas y le revela el vacío.
Los dedos entintados apuran la oscuridad.
Despierta a los viejos dioses.
Aunque sólo recuerda arcaicos rituales en sueños,
deja sobre la silla la ropa que ninguno de ellos necesita.
Él, poeta, reniega de sus palabras.
Odia sus sensaciones.
Come el humo de esos labios femeninos.
Manotea la botella.
Arremete con su sexo el cuerpo de la mujer.
Mira hacia adelante mientras se mueve dentro de ella.
Vislumbra una reverencia en una sala vacía.
La soledad de haber caído en otro tiempo.
Ama.
Olvida.
Se retira.

(Nosotros ya estuvimos ahí.
Nos mira directo a los ojos.
Nos confía un secreto.
El tiempo se mueve en ambas direcciones).

El poeta no "debe" ser una puerta.
El poeta es una puerta.


Y su tumba está llena de flores. 











jueves, 29 de octubre de 2015

La Torre

Será que ya no me vuelo.
Aunque siguen ligeros mis ojos.
Nunca quise quebrarme las alas.

Y ya no me ahogo.
Aunque mi corazón -sí, mi "corazón"-
es bien húmedo.

Y me animo a la conmoción,
a la tristeza...
como una de las casas que habito.

Ahora siento que ardo.
Me abandono de sueños.
Olvido la melancolía.

Puede que te vea a la salida.
Todo se derrumba.





lunes, 19 de octubre de 2015

jueves, 15 de octubre de 2015

Acontecimiento

Atardece una historia en un lugar de Italia.
Hubo una pelea y alguien murió.
Perseo, vencedor, alza triunfante la cabeza arrancada de una gorgona. La enseña a los hombres y a los dioses por igual. Marca un instante en que el tiempo toma una dirección, concentra un sentido en el acontecer del mundo.
Neptuno, consternado, lo mira fijamente. Y se pregunta, entre lamentos, si no hubiese sido mejor que Medusa venciera a Perseo.


martes, 13 de octubre de 2015

Todo fluye


Miro por la ventana y veo un todo que aún no forma un todo.
Cada detalle de cada nuevo edificio de este piso once
-algo diferente para mí, que era planta baja al centro-
va formando esa totalidad novedosa que no termina de concentrar mi atención.

¿Cuánto hay del mundo en nuestras historias que el mundo llevará al olvido?
¡Y cuánto mundo hicimos en las horas de nuestros días!
Como mediadores musicales soportamos nuestras penas,
Mientras los sacrificios más sagrados nacen de los centros más profundos.

¿Cómo me verá este mundo,
ahora que camino en otras calles?

Porque dejé en poder del fuego las galaxias que fueron mías.
Y agradecí a todos los dioses inventados el haberte conocido.
Y desde el fondo de los gritos de la gente, del infierno,
esta vez fue mi grito el que hizo eco en el gris de las calles.

Puedo ser vértice y bisagra de ideas infinitas
El vacío permeable de este clima.
La certeza absoluta de que sí existe amor.
Puedo ser una ciudad. Puedo.

Y mis palabras por fin sonaron reales y creíbles.
No me des más soluciones infantiles, ego destrozado.
Dame amor. Quiero amor.
Te voy a dar amor.

Voy a caminar en otras calles.Y ya no seré la misma...


viernes, 9 de octubre de 2015

Nostalgias

Había algo en San Telmo que tenía que ver con protección, con volver a un lugar inmaterial en donde encontraba lo mejor de mis experiencias, ese costado de mis historias que me llevaba a sonreír.
Una seguridad que no podría describir más que con los olores de la memoria, esos que, en general, se explican con galletitas...
San Telmo era comer bizcochitos Canale mojados en café con leche.

Era poder vislumbrar mi cuerpo de cuatro años, increíblemente sensual y pulposo, que despedía ese olor a agua de verano, después de revolotear como nadadora olímpica en la pileta de treinta centímetros de profundidad de mi abuela y competir por el trofeo de sus abrazos.

El esplendor de la vida era completo cuando veía enredos épicos y amorosos en el mismo programa en el que mi hermano sólo veía la lucha entre el bien y el mal: He-man.

Parece que siempre fui de pasiones desenfrenadas e intensas, pero no podía dejar de preguntarme, con mis reflexiones filosóficas de tantos meses de vida, y la sabiduría ardua del jardín de infantes, si el vecino de enfrente, con el que jugábamos al Auto Fantástico y me levantaba del piso para besarme porque era más alto, me amaría siempre, y si las tardes en París se sentirían así.



           Foto: Daniel Katz                                                                                                                                



martes, 8 de septiembre de 2015

Un artista

Es un afortunado de la belleza.
Sabe que una cebra es una cebra y no un caballo deforme.

 Foto: Francesca Zito

martes, 1 de septiembre de 2015

Una noche creí...

Que permitirte la verdad es el regalo más grande de uno a uno mismo.
Que permitirte la verdad es permitir el morbo.
Aquel que cada uno carga consigo.
Ir contra tu propia barrera de perfección y entender que no importan los estados que creaste.

Que la verdad reside en los sentimientos.
Que el mundo es como es. ¡Morboso!
Que al Concederte ese permiso va a haber dolor y una cercanía a la muerte.
Como destructora de mentiras.

¿Qué es el morbo sino la anulación de sensaciones impuestas?
Es lo que te va a acercar al mundo, lo que va a terminar de transformarte.
Que la vida es infinitamente más inmensa que el dolor por mantener lo que ya conocías.
Dejar que lo que viste como oscuridad te lleve a lo distinto, a lo desconocido.




(Conoceme. Soltame.
Desconoceme. Aferrame.
¡Ya sé cómo te voy a amar!).


Hacer eso que hasta ahora nunca habías hecho.

(Foto: Patricio Chaija- Edición: Marina Mangieri)


viernes, 21 de agosto de 2015

Formas de tocar la tierra

Podría dividirte en fragmentos musicales.
Podrías dividirme tratando de construirme como un todo.

¿Sería eso amar lo concreto frente a la posibilidad de amar una idea?,
¿de embarrarnos de existencia?

¿No nos merecemos amar en concreto?




 Pintura: Ella Libedinsky

miércoles, 12 de agosto de 2015

Una última aventura

"Me estoy matando", pensó él, cinco minutos antes.
También pensó en las cosas que se dirían.¿Habría alguna consciencia de él que observaría aquellos pensamientos, aquellas oraciones y charlas sobre su recuerdo? ¿O sólo lo imaginaba ahora que existía como nos dicen que se existe, y luego, luego, se disiparía en la nada, en aquella buscada posibilidad de anulación que tanto temía?

Esa dimensión de tragedia lo había acompañado siempre, desde ese momento en el que también se había despertado una enorme capacidad de asombro.
Tal vez, más de grande, entendió que mientras esa inocencia lo acompañara, la tragedia nunca lograría ocupar todo lo que él tocara, nunca se desplegaría por sus venas y nunca se alojaría en el centro de la fuerza de vida. Ese líquido negro sólo conducía a una conclusión.

Recordaba haber sufrido posesiones casi totales por parte de esa mitad misteriosa, saturada en ansiedad.
Ser quien no era lo ayudaba mucho. El reconocimiento, también. El escribir en el espejo "Me estoy matando", también. Era una muerte poética... No más que eso.

Esa mañana de agosto no encontró inocencia; no había otros que lo reconocieran; no había mentiras escénicas; tampoco había palabras.
"Me estoy matando", pensó él, cinco minutos antes.
Pero nunca lo escribió.




viernes, 7 de agosto de 2015

Un artista

Sabe que el universo es un lugar fascinante... ¡No sé cómo lo va a resistir!


Fotografía: Ferdinando Scianna                                                                                                                    



martes, 4 de agosto de 2015

No nos seguiré soñando

Quería decirte que te extrañé durante mucho tiempo...más  tiempo del que pasamos juntos.
Y que me sentía envidiosa de la felicidad de los que sí estaban junto a vos.
Que te buscaba en todos lados cuando caminaba,
y se me disgregaba el corazón buscándote en las calles...

Sí, estoy cansada.

Que quiero gritar en este colectivo y bajarme
(y revolear los anteojos del señor de pelo blanco que me mira)
que yo quiero cosas nuevas
y que ya extraño a alguien que no conozco.

Pero también debería decirte que no le corté los flecos a mis botas.
Sólo porque a vos te gustaban.
Y hasta me pongo un pantalón que me aprieta mucho la panza,
porque te gustaba mi cola en él.

A mí me gustabas vos en mí.
Y frotar mi cara contra la tuya cuando me despertaba.

Me doy cuenta de cuánto no te dije...:
que sos de los abrazos que no podía dejar de dar
porque era ridículo no hacerlo.
Y si no te soltaba supongo que era por esa química avanzada que pretende explicarnos.

Que sé que te quise, porque ya no te quiero.
Y que quiero a otros. De Sarandí a Molfetta. Y de Molfetta a Istanbul.

Porque el tiempo era ahora, y todas las cosas te están pasando sin mí.
Y lo que es más importante, todas las cosas me están pasando sin vos.
Te estás perdiendo mi vida,
y no era algo más que eso lo que yo quería compartir.



viernes, 31 de julio de 2015

Bowie para el eclipse

En la magia de crear, habitan todos los demonios.
Los que te hacen brillar.
Los que te llenan de oscuridad.

Hay que escuchar a estos últimos. No juzgarlos.
Ellos son los que te van a mostrar la belleza.

¡Qué misterioso es crear belleza!
¡Qué difícil es compartirla!
Qué gran acto de amor es entregar esa creación a alguien.

Si no estoy creando, estoy enloqueciendo...




martes, 21 de julio de 2015

Perro blanco entonado:

Tu fragilidad tiene el inmenso poder
que sólo puede dar la constante cercanía a la muerte.

Cuánto te diste por amor. 
Para transformar a tu especie, para traicionar a los cielos.

Tener el poder del sinfín te dejó parado. Sin límites.
Entonado para todo. Entonando sin sonido.

Para amar la belleza, parir la verdad y morir joven.
Aunque nadie encendió un sentido a tu cara.

De solitario sin rumbo. Errante de consuelo.
Huérfano de humanidad.




viernes, 17 de julio de 2015

Un artista

Vive todas las vidas posibles. Incluso aquellas que nunca conocerá.                                                          






(Foto: Jerónimo Cerimedo).




viernes, 10 de julio de 2015

Hybris

Como en otras tantas vueltas a casa,
apenas yo sé cuánto escondo atrás de mis pasos apurados.
Aunque veo las caras en una rutina instintiva,
la luna tiene sangre y el frío se mete en mis huesos.

(Si sólo me lo pudiera sacar de encima).

Mientras el cielo se pone en otoño, me sorprende ese sentimiento que me compone,
me desconecta de tus palabras y me llama desde mis células más íntimas.
Converso con partículas que no existen
y que me abrazan, en una muerte súbita, privada.

(Y yo me estrecho de silencio que es soledad y desprotección).

Me veo cada vez más pequeña.
Achicada sobre mí misma, acurrucada contra la pared.
Y se reproducen en mi piel a montones
las cosas que entonces me hicieron.

 (Esas que manchan como se manchan las calles de Monserrat).

Algo que se extiende en mi frescura como si yo no fuera nueva.
Y vuelvo a sentirme una y otra vez tan querida... y despreciada, tan linda y tan fea. Manchada.
Se hace más y más claro y doloroso
entender que estas penas tienen nombres y apellidos. Tienen manos.

(Y que yo tengo que volver a estos huesos para moverme, e irme lejos de ahí ).











lunes, 6 de julio de 2015

Grito "vacío"

Cualquiera puede amarse a sí mismo cuando todo está en orden, el clima está templado y el pelo, ordenado, sin humedad.
Pero, ¡qué jodido y valioso, existente, es tener los puños duros como para amarnos en el caos, ser nuestro verdadero cuerpo en medio de la nada, y regar las flores cuando, en verdad, sólo queremos morir...!




jueves, 2 de julio de 2015

5 º G

"Sigo siendo la misma persona", le decís. Te movés por la habitación, como quien conoce cada rincón, cada obstáculo en ese desorden.
El atardecer apenas entra por las persianas cerradas que atrapan tus olores, esos que recién ahora ella empieza a recordar con fuerza, como si habitaran en su cuerpo y despertaran ante el estímulo indicado. Como si  respondiera a ellos con una sensación física inevitable.


A ella le cuesta creer que estés amando a otra. En serio. O que ya te estén amando.
Pero la verdad golpea. No como una piedra, sino como una pared. Es el golpe al intentar atravesar esa pared, al hacer de cuenta que no está ahí.


"Sigo siendo el mismo",  decís de nuevo. Insistís. No creas que tu voz no le es familiar. Tampoco voy a mentirte, ella cree que tu voz es una de esas voces que hacen que uno se detenga y quiera conocer la fuente de aquella cuerda contenida.
Supongo que querés que ella se sienta como antes, que te cuente las cosas dentro de la misma burbuja de intimidad que tuvieron.
Terminás el segundo cigarrillo enseguida, porque no estás fumando más, pero ella te pone nervioso.


Ella casi no entra a la casa. No tiene ganas de adentrarse en algunas cosas.
No creas que ella no lo entiende, ni que no te recuerda en abrazos.


Te estirás para tocarle la mano, porque ella está lejos del centro de aquel cuarto, casi bordea la puerta; porque querés despertar el pasado en ella. Y que ella se relaje y entienda que vos no cambiaste, sos ese que amó.
Quizás no entendés algo, ella no está nerviosa. Y no tiene ganas de entrar en tu casa.


"Lo siento", contesta ella, "es que yo no soy la misma".




martes, 30 de junio de 2015